Este año se están cumpliendo 154 años del nacimiento, en Lérida (España), de Enrique Granados, compositor y prodigioso pianista, quien estudió en Barcelona con el maestro Felipe Pedrell Sabaté, considerado el padre de la musicología moderna en España y de los grandes músicos españoles del siglo XIX.
Granados también estudio piano en París con Charles Wilfrid de Bériot, profesor del Conservatorio de París, y regresó a Barcelona para fundar la Sociedad de Conciertos Clásicos. Un año más tarde, inauguró su propia academia de piano.
Sin lugar a dudas, fue un pianista excepcionalmente brillante, pero, como era la costumbre en la época, la mayor parte de los programas que ejecutaba eran de sus propias obras, lo que contribuyó a su poca notoriedad. Muchas de sus canciones hacen parte del género de la tonadilla, una forma antigua de la tonada de zarzuela, generalmente, con mucho carácter y mucho más seria que la zarzuela moderna, más española, más goyesca, como entonces se decía.
Granados escribió algunas óperas: María del Carmen (1898), Petrarca (1899), Picarol (1901), Follet (1903), Gaziel (1903), Liliana (1911) y Goyescas (1916). Además, escribió tres suites para orquesta y tres danzas españolas.
Regresando de New York, después del estreno de Goyescas, Granados y su esposa murieron en un naufragio en el Canal de la Mancha, dejando un hijo que, también, fue músico. Hoy recordamos a este genio español del piano y la composición en La Ciudad del Sonido.