Good Woman

Cuando The Staves estaba componiendo Good Woman la canción que le da título a su cuarto larga duración, la frase “I’m a good woman” sonaba bastante bien y les permitía a las tres hermanas Staveley-Taylor practicar su ya conocida pirotecnia vocal. Mientras más la cantaban, The Staves se daban cuenta de los múltiples matices que podía adquirir la expresión. Suplicante, sarcástica, consciente, poderosa, desafiante, cuatro palabras que plantean la necesidad que tienen las mujeres ―por lo menos, algunas mujeres― de dejar de someterse a los estándares impuestos a partir de ideas caprichosas.

“I’m a good woman”, cuatro palabras para edificar un nuevo modelo, para reconocer que siempre se hace más de lo que se puede y que eso está bien, aunque parezca no ser suficiente. Good woman, el álbum del trío inglés The Staves, una delicia sonora con su dosis de experimentación y desafío.

Camilla, Emily y Jessica, las hermanas Staveley-Taylor, crecieron en Watford, Hertfordshire, un suburbio del norte de Londres. Educaron sus voces en casa, mientras trataban de armonizar con las canciones de Simon & Garfunkel y Crosby, Stills, Nash & Young que salían del tornamesa de la familia.

Su primera prueba de fuego como The Staves fue en el bar del vecindario, al que Emily pudo entrar aunque apenas tenía catorce años. En 2010, el trío grabó su primer extended play, Facing West, al que seguiría un ascenso rápido que las llevaría al punto en el que se encuentran hoy y en el que Good Woman es el telón de fondo que augura muchos más éxitos y letras sugerentes y poéticas como las que componen este magnífico álbum.