Silvio Rodríguez

Imagen extraída de: latercera.com

Tendencia e Idea de la Revolución

En su opera magna, titulada Revolución y Contra-Revolución, el abogado brasileño Plinio Corrêa de Oliveira explica que la Revolución, entendida como movimiento que persigue destruir el poder u orden legítimo heredado de la civilización cristiana e instalar un estado de cosas o un poder ilegítimo opuesto a los ideales de esa civilización, tiene tres profundidades: en las tendencias, en las ideas y en los hechos.

Las tendencias revolucionarias comienzan por modificar las mentalidades, los modos de ser, las expresiones artísticas y las costumbres, sin tocar al principio, de modo directo, las ideas. De esas capas profundas, la crisis pasa al terreno ideológico; así, inspiradas por el desarreglo de las tendencias profundas, irrumpen nuevas doctrinas que, inicialmente, mantienen un simulacro de armonía con las antiguas, el cual no tarda en romperse en lucha declarada. Finalmente, esa transformación de las ideas se extiende, a su vez, al terreno de los hechos, donde pasa a operar, por medios cruentos o incruentos, la transformación de las instituciones, de las leyes y de las costumbres, tanto en la esfera religiosa cuanto en la sociedad temporal.

En páginas posteriores, dedicadas a la cultura, el arte y los ambientes en la Revolución, el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira agrega que el arte moderno contribuyó a la realización de ideal igualitario de la Revolución tanto o más que la implantación de ciertas leyes o de ciertas instituciones esencialmente políticas. Así pues, la música puede ser más importante para la Revolución que los libros, la legislación y hasta la misma fuerza.

Hoy quiero dejar un par de canciones de Silvio Rodríguez que no son, precisamente, las más políticas, dejando a los lectores que hagan las relaciones pertinentes con lo que se dijo anteriormente, pero proponiéndoles como tesis provisional que su música no solo es tendencia, sino, también, idea de la revolución. Sin la nueva trova no hubiese existido Revolución Cubana y esta verdad se pone de manifiesto, especialmente, cuando escuchamos la inconfundible voz del aprendiz y los acordes de su guitarra tan deliciosos y seductores. Quisiera escuchar a Silvio todos los días, tal vez, a todas horas, pero solo lo hago de vez en cuando, consciente del valor y el poder de sus canciones, cargadas de tendencias e ideas capaces de transformar las propias convicciones y desembocar en hechos. Como puede verse, La Ciudad del Sonido es más que un hobby o distracción; La Ciudad del Sonido compromete la vida misma y, por sus calles, hay que transitar despacio y cumpliendo una que otra norma para evitar accidentes.

Escrito por: Carlos Andrés Gómez
La Ciudad del Sonido / 2021
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