Maria de Barros, aunque nacida en Dakar, Senegal, es una cantante de Cabo Verde, país de origen de sus padres. Ciudadana universal, Maria vivió, también, durante largas temporadas, en Mauritania y en Rhode Island (Estados Unidos). Considera a la cantante caboverdiana Cesária Évora, conocida como “la reina de la morna” y “la diva de los pies descalzos”, como su madrina e inspiración.
Su música va más allá de lo predecible. Su mirada permanente a Hispanoamérica y su fascinación por la salsa le han ganado reconocimiento también a este lado del Atlántico.
El acervo cultural de Mali, tan diverso como los desiertos y sabanas en los que han convivido por siglos etnias como los bambara y los fulani, se expresa en cientos de formas; desde la música más tradicional de la kora y el n’goni hasta los ritmos de los que nacerían el blues y el rock, pero esa riqueza ha estado velada por generaciones para las mujeres, quienes solo tienen permiso de convertirse en griotes si pertenecen a las castas que cultivan y perfeccionan ese arte con el que el pueblo maliense ha preservado su historia. Rokia Traoré creció consciente de esa realidad en las ciudades a las que su padre era enviado como embajador, añorando la oportunidad de poder empuñar su guitarra y cantar sus propias canciones.
Compartimos hoy tres canciones de Maria de Barros y tres de Rokia Traoré, invitándolos a sumergirse en estos sonidos negros que llenan de color a La Ciudad del Sonido.